Y que me encuentro con mi guía mayor, mi ángel con quien siempre recurro...
-Buenas noches- nos dijimos.
-¿Que querías decirme?-
-Lo recuerdo pero en forma de palabras, se ha escapado para describirlo. Traigo las ganas de un caracol.-
-¿Tan así?-
-No sé que sentir, al momento tampoco qué decir. Un remolino a todo lo que da.-
-Tu montaña rusa que siempre mencionas.-
-Ni eso, se queda tan corta... Es mucho más.-
-Entonces dime.-
-Sé lo qué hacer, pero a la vez no lo sé. La cabeza se me calienta de inmediato, no tengo salida mas que cuando duermo, ya sabes... aunque no he podido ir a mi lugar de escape a curar el alma como otras veces lo he hecho. Es tan extraño y tan obvio que no he podido comprenderlo, que no he podido decifrar qué es lo que pasa sin mencionar mi evidente estado. Lo sentí una vez. Sin desear hacerlo, lo comparo; aunque quisiera verlo de una manera más superficial y lógica, no es lo mismo. No tuve los mismos tipos de contactos, pero sí de la manera normal para de una manera suficiente darme cuenta que aunque pensé sentir lo mismo, no lo es. Quizá porque en esta ocasión no había tantas barreras, un impedimento que mi espíritu manifestaba y que no comprendí. Mucho rodeo lo que digo, igual y no vale la pena sacarlo al tema pero como te lo mencioné, mis ganas de caracol mezcladas con el remolino y se me pierde la noción.-
-Sólo dime lo que sientes.-
-¿Lo que siento? Que mi mente está perdida, mis pensamientos son todos un rompecabezas deshecho...-
-Y que el corazón se ha robado la mayor de las partes.-
-Sí... habia una vez una rosa, una rosa que resultó ser de dulce, de un dulce tan suave que por primera vez probé de su sensación y me atrapó tan lentamente, tan exquisitamente que me extrañaba sentir el efecto de una confitura que nunca pensé me gustara. Cubierta de ese chocolate invisible que me llevaba a querer más y más de su sabor, de su azucarado mundo al que me hizo caer, perdiéndome sin siquiera sentir ni una pizca de empalago. Pero no es esto lo que en realidad quería decir, ¿verdad?-
-Ya sé, pero es natural, tu corazón se encuentra en un estado meloso que hasta él mismo podría producir azúcar pura sin que se le pidiese. Tú continúa, no te fijes.- afirmó la Ale con tanta certeza.
-Ok... pero entonces hay ciertos días en los que siento que se me termina mi dulce y que como una droga culaquiera, adicción me ha propinado; pareciera que en la perdición me hallaré si no tengo más de su sabor en mis labios, que necesito de esa chispa desconocida que al abrazar la recuerdo pero aún no sé y no comprendo todavía, muy pocas pistas, muy pocas oportunidades para buscar.-
-Ok, ¿y entonces?-
-Entonces me frustra su silencio, su miedo, su desvinculación que tanto yo persigo y que esconde. Si tan sólo me permitiera llegar al centro de su órgano vital, si tan sólo me permitiera quitar aquélla cortina que me hizo instalar, sabría lo que es vivir con 24 horas de detalles, siete días de inumerables estrellas dirigidas sólo y exclusivamente hacia su existencia, lo que la Luna con su peculiar talente podría hacerle ver de mil modos lo que es la magia en todos sus géneros y colores, demostrarle mis cuatro letras que forman la palabra prohibida y extasiarle como nadie jamás, sin más y sin fín.-
-Y descubrir ese vínculo que tan desconocidamente conocido lo recuerdas. Entonces esto no es para decírmelo a mí, dícelo a tu golosina.-
-Mejor lo escribo...-
-Paciencia aunque carezca. Serenidad aunque infringe. Poco a poco lo entenderás, poco a poco lo sabrás, poco a poco lo sabrán, poco a poco llegará el día y el momento que acaso te lo dirá. No desesperes, y sabes que aquí estamos.-
Me dijo esto último ya lloviendo en mis fanales. Mi equipo A, que nunca desasiste de mi vida.
