El cielo tan bello y mi alma con tal remolino...
De esas cuantas pocas veces en que mi ser se encuntra afligido sin querer estarlo; en que si mi cerebrito se pusiera a reflexionar más sin dejar que el corazón sea el que tome decisiones, sabría que de alguna u otra manera me lo busqué... pero a la vez, se me hace cruel de mi parte pensar así.
Mucho tiempo me mantuve en la cueva fría de la insensibilidad de la que me hacía olvidar que existen sentimientos bonitos y que el corazón solamente era un músculo más para impulsar sangre mientras mis olivos sólo reflejaban estepas. No recuerdo la razón, ni el día en que decidí asomar un pie fuera de esa solitaria guarida y comencé a sentir un ligero incauto que me provocó emoción; aún con encimadas incertidumbres, poco a poco fuí abandonándola y de pronto me encontraba disfrutando del mundo aquél que le dicen color de rosa. Pero situaciones ocurren, brotan aflicciones y en ese lugar tan vacío siempre lo podía yo habitar sin antes rodearlo de lluvia proveniente del agrio sentir de mis aceitunas.
Sin seguir con tanto disparate, el tiempo continuaba con su habitual y maldito curso para darme la grandiosa decisión de no regresar a la madriguera de la indiferencia y dejarme llevar... como todo ser humano que soy (desafortunadamente aún) tres veces fueron las que me arrepentí de hacer caso a las bellas emociones y haberla sellado. Miles de batallas internas ocurrieron de las que emergieron copiosos océanos, la vida era tan confusa y la lógica no tenía sentido.
El tiempo no puede ser tan desatinado y cruel todo el tiempo, así que entre su bendito curso, me dió la oportunidad de meditar las pocas pero intensas cruzadas por las que el bombeador de sentimientos, digo, de sangre, ha pasado y comprendí... lo entendí, supe leer más allá de sus aurículas y ventrículos. Me dí cuenta del verdadero significado detrás de esa denominación de "órgano vital, u "órgano principal" y por el estilo. Su reprsentación ya no era tan superficial, ni tampoco algo que siguiera notándolo a simple vista: mi alma relucía en los bosques de mis olivos que ahora miraban con toda la extensión de la palabra.
El arte de amar es de pocos. Pregoneros de amor por doquier abundan, tampoco faltan los bufones y calmuniadores, los sabios falsos, o peor aún, los artistas reprimidos; estos últimos son los que parten el alma y son los casos más apesumbrados.
No escondas tan bello talento, no tengas miedo de plasmar tan bellos y únicos colores; no cohíbas tan hermosa habilidad del arte más bello de entre todos los que exsitiesen. Todo tipo de charlatanes que pudieran haber herido y criticado la manera en que tus creraciones se han dado, no deben ser razones para someter a castigos al pincel que les he dado vida, vida pura.
No abuses del tiempo pues, no enredes tus confusiones e indesiciones en las manecillas... Aqui estoy yo.
No dudes más...
